ISSN: 0213-2052 - eISSN: 2530-4100
DOI: https://doi.org/10.14201/shha31235

DE LAS FUENTES ESCRITAS A LAS TÉCNICAS DE TELEDETECCIÓN: APORTACIONES SOBRE LA PRESENCIA DEL EJÉRCITO ROMANO EN LA CUENCA DEL ESLA (LEÓN Y ZAMORA)

From Written Sources to Remote Sensing Techniques: Contributions on the Presence of the Roman Army in the Esla River Basin (León and Zamora)

Andrés MENÉNDEZ BLANCO
Universidad de Oviedo / Università degli Studi di Genova
menendezandres@uniovi.es
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7190-5240

Víctor VICENTE GARCÍA
Doctorando, Universidade de Santiago de Compostela
victor.vicente.garcia@usc.es
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4567-4386

João FONTE
Department of Archaeology and History, University of Exeter
j.fonte3@exeter.ac.uk
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0367-0598

Fecha de recepción: 16-02-2023Fecha de aceptación: 15-05-2023

RESUMEN: En la cuenca del Esla (provincias de León y Zamora) contrasta la ausencia de evidencias materiales del ejército romano con el desarrollo de algunos episodios bélicos destacados por los autores clásicos. En este artículo analizamos una serie de recintos militares localizados con técnicas de teledetección que pueden representar un punto de encuentro entre ambas fuentes. Se describe la metodología seguida y se presentan las evidencias observadas, adscribiéndolas al período tardorrepublicano/altoimperial. A continuación, se plantean algunas hipótesis sobre su inserción en los distintos contextos históricos posibles, atendiendo especialmente al recinto de Villacete por su posible relación con un evento destacado por los textos grecolatinos: la toma de la ciudad de Lancia.

Palabras clave: Ejército Romano; Guerras Astur-Cántabras; Teledetección; Arqueología Militar Romana; Castra Aestiva.

ABSTRACT: In the Esla basin (provinces of León and Zamora), the absence of material evidence of the Roman army contrasts with the development of some episodes of warfare highlighted by classical authors. Several military fortifications located with remote sensing techniques that may represent a meeting point between both sources are analysed in this paper. We describe the methodology used and present the evidence observed, ascribing them to the Late Republican/Early Imperial period. Some hypotheses are then put forward about their insertion in the different possible historical contexts, paying special attention to the Villacete fortification because of its possible relationship with an event highlighted by the Greco-Latin texts: the capture of the city of Lancia.

Keywords: Roman Army; Asturian-Cantabrian Wars; Remote Sensing; Roman Military Archaeology; Castra Aestiva.

1. INTRODUCCIÓN

El conocimiento de la presencia militar romana en el noroeste peninsular ha vivido un avance espectacular desde la década de 1990, tanto en términos cuantitativos como cualitativos1. Hasta ese momento predominaban las interpretaciones realizadas a partir de las informaciones de los cronistas clásicos, localizadas en el territorio a base de frágiles suposiciones estratégicas y asociaciones toponímicas a menudo forzadas2. Estas, además, se centraban en las Guerras Astur-cántabras debido a su mayor protagonismo en los textos frente a otras acciones del ejército romano en esta región durante los períodos tardorrepublicano y altoimperial. El salto de aquella aproximación "filológica"3, sustentada casi únicamente en las fuentes escritas, a la aplicación de una metodología arqueológica supuso un punto de inflexión en la investigación a nivel regional. Desde entonces el número de nuevos sitios reconocidos ha aumentado exponencialmente a la vez que el conocimiento que de ellos tenemos es cada día más detallado gracias al desarrollo de numerosas actuaciones arqueológicas de diversa naturaleza4. Todo ello está permitiendo reconstruir con mayor detalle el papel del ejército en el proceso de conquista y consolidación del estado romano en el noroeste, dejando atrás las limitaciones que imponían las escasísimas y lacónicas fuentes escritas.

A pesar de todo lo anterior, persisten amplios vacíos informativos que limitan las posibilidades de interpretación de aquellos procesos históricos en los que tuvo una participación activa el ejército. Además, paradójicamente, las evidencias materiales de algunos de los episodios más relevantes para los autores grecolatinos siguen siendo escurridizas y planteando problemas para la convergencia entre fuentes escritas y arqueológicas. Por ello, una de las motivaciones iniciales de este trabajo es la exploración de un área, el valle del Esla, que era silenciosa en cuanto a evidencias materiales del ejército romano pero destacada en las fuentes clásicas referidas a las Guerras Astur-cántabras. Concretamente, Floro, Casio Dión y Orosio5 incluyen en esta zona la presunta ubicación de uno de los episodios más repetidos y detallados de este conflicto: el asedio del poblado indígena de Lancia6 en el año 25 a.C.

Por razones prácticas derivadas de las limitaciones de las fuentes disponibles hemos dividido esta área en dos zonas de estudio. La primera enmarca los valles leoneses de los ríos Porma y Curueño. Desde un punto de vista material, el hallazgo de recintos campamentales romanos en todos los grandes ríos tributarios del Esla situados al oeste del Porma —Torío, Bernesga, Órbigo, Tuerto y Eria— nos llevó a extender nuestra investigación a otras cuencas más orientales (Figura 1). Al igual que aquellos, estas son candidatas excelentes para albergar evidencias de movimientos militares locales por sus características físicas, su proximidad a la base legionaria de León o la comodidad que ofrecen para el tránsito sur-norte en el noroeste meseteño.

Figura 1. Mapa del noroeste peninsular con los recintos militares romanos publicados hasta la fecha y las novedades presentadas en este artículo. Se indican las áreas estudiadas: la Cuenca del Porma (A) y Zamora oriental (B)

A una escala más amplia, persiste una extensa franja entre la cuenca del Bernesga (León) y el río Boedo (Palencia) donde la mínima densidad de asentamientos militares detectados contrasta con la de las zonas inmediatas. En ellas se reconoce una intensa actividad militar donde destacan las dos bases legionarias permanentes en León, al oeste, y Herrera de Pisuerga, al este7. Consideramos que este vacío responde principalmente a dos carencias en el proceso de investigación. En primer lugar, existen limitaciones técnicas derivadas del bajo número y calidad —desde la perspectiva de la teledetección aplicada a la prospección arqueológica— de las colecciones de imágenes aéreas y satelitales disponibles. Por otro lado, el retraso en la generalización de la teledetección en León y Zamora respecto a otras áreas del noroeste ha implicado también un cierto nivel de estancamiento prolongado en su aplicación. Ante tales consideraciones, realizamos una revisión de las distintas colecciones de imágenes y datos LiDAR para ampliar hacia el este el marco de estudio que habíamos establecido en trabajos anteriores8.

La segunda zona se encuadra en la actual provincia de Zamora, en el entorno de la cuenca del Esla, donde también destaca la reducida densidad de evidencias reconocidas. Estas, además, se presentan inconexas, de manera que las posibilidades de realizar lecturas más allá de su análisis individualizado son aún muy limitadas. La finalidad de revisar este territorio era, por tanto, buscar nuevas evidencias que posibilitasen análisis contextuales en una doble escala. Por un lado, pretendíamos entender mejor los procesos que se pudieran desarrollar a nivel local, tanto en relación con la conquista como vinculados a la posterior organización territorial de la cuenca del Esla. Por otro, desde un enfoque más extenso, buscábamos comprobar la utilización e importancia militar de la ruta entre sur y norte que recorre la vía denominada XXVI por el Itinerario de Antonino.

La desconexión entre estas dos áreas de estudio se debe exclusivamente a la falta de recursos válidos para prospectar el tramo medio del Esla. Este extenso valle que recorre de norte a sur gran parte de las provincias de León y Zamora figura en una de las escasas menciones clásicas a recintos campamentales que ofrecen una cierta concreción descriptiva, como veremos en el apartado de Discusión. Por ello, esta intención estuvo presente desde el principio de nuestro estudio. Sin embargo, excluimos esta posibilidad en una primera comprobación de las colecciones de fotografía aérea disponibles, ya que aún no ofrecen las condiciones necesarias para este tipo de trabajos. La prospección cuidadosa de estos campos tendrá que esperar, por tanto, a la publicación de nuevas coberturas fotográficas que presenten mejores condiciones visuales para nuestros objetivos.

2. CONTEXTO GEOGRÁFICO

2.1. Cuenca del Porma (León)

La primera área de estudio de este trabajo está conformada por la cuenca del río Porma, uno de los principales afluentes del tramo alto del Esla por su orilla derecha. Este río y su principal afluente, el Curueño, nacen respectivamente en Lillo y Valdelugueros, dos territorios insertos en la cordillera cantábrica desde donde discurren en dirección sur. En este recorrido atraviesan tres tipos de paisajes: el área montañosa de la cordillera en su extremo norte, los valles amplios entre sierras de escaso desnivel en el tramo medio y la llanura meseteña en el tramo final del Porma.

Al oeste de este valle y con unas características semejantes discurre el río Bernesga, donde se encuentra la base legionaria de León9 y se reconocen una serie de campamentos temporales que muestran una intensa actividad militar que responde a distintas motivaciones10. Concretamente, en las proximidades de la ciudad de León se hallan dos concentraciones de pequeños recintos —en el entorno de Trobajo del Camino y en Villaquilambre— que a partir de sus evidencias deben interpretarse como campamentos de maniobras11. En Sariegos, algo más alejado siguiendo el río aguas arriba, se documentó un campamento temporal12 de mayores dimensiones y probablemente integrado en desplazamientos entre norte y sur a lo largo del valle. En un contexto muy diferente, en la divisoria de aguas entre la cabecera del valle y la vertiente cantábrica, se encuentra el campamento de El Cantón de Ḷḷagüezos13. Este recinto es el más meridional reconocido en la ruta que desciende por la actual Asturias a través de la línea de cumbres de La Carisa14, desconociéndose aún sus posibles conexiones en territorio leonés.

Por el este del Porma desciende el tramo alto del Esla, una amplia cuenca que recoge las aguas de la mayor parte de la montaña oriental leonesa. En este valle las evidencias documentadas de la actividad militar son aún testimoniales y limitadas a una posible destrucción violenta del poblado de La Peña del Castro (La Ercina)15 y el reconocimiento de un pequeño recinto en El Robadorio (Llánaves de la Reina, León / Ledantes, Cantabria)16, en la divisoria de aguas con la vertiente cantábrica.

Las elevaciones que separan el valle del Porma de ambas cuencas vecinas en sus tramos medio y bajo presentan desniveles moderados y una orografía de pendientes tendidas y fácilmente transitables. Por ello, no hay impedimentos significativos para el desplazamiento por los interfluvios, siendo los propios ríos los que crean los principales condicionantes a los movimientos entre este y oeste. Esta imagen cambia radicalmente en los tramos altos de los tres ríos, donde la orografía se caracteriza por bruscos desniveles, estrechamientos y desfiladeros en los valles, así como elevaciones abruptas de naturaleza caliza. En esta zona, tanto el tránsito a lo largo del valle como por las cumbres que separan las cuencas está muy limitado, reduciendo las posibles alternativas de desplazamientos en cualquier dirección. Nuestro estudio se centrará en los tramos medio y bajo, donde la amplitud del valle y las suaves pendientes de las colinas que lo bordean permiten el tránsito en múltiples direcciones.

2.2. Zamora oriental

Esta segunda zona de estudio se extiende por la vertiente oriental del valle bajo del Esla, englobando también parte del pequeño valle del Río Salao y la unión del río Valderaduey con el Duero. Esta forma viene definida por el trazado de la vía XXVI del Itinerario de Antonino entre el Esla y el Duero, según fue descrita por diversos autores17. El paisaje difiere notablemente de los que encontramos en el área leonesa. Los valles del Esla y el Valderaduey están separados por una extensa llanura ondulada, con escasos y poco pronunciados cambios de relieve, donde predomina el cultivo de secano. A lo largo del siglo XX, el paisaje agrario fue profundamente transformado por las concentraciones parcelarias que resultaron en grandes fincas de cereal que cubren la práctica totalidad del territorio. Estas modificaciones incluyen en ocasiones remociones de tierra considerables, notablemente agravadas por el uso de maquinaria agrícola pesada muy agresiva con los elementos arqueológicos conservados en el subsuelo.

Por su lado, los dos valles principales forman vegas amplias a cotas más bajas, afectadas igualmente por las concentraciones parcelarias y orientadas a cultivos de regadío. En este caso, por tanto, son más breves y escasos los períodos de estrés hídrico que favorecen los cambios de coloración de la vegetación necesarios para visibilizar las estructuras soterradas.

3. METODOLOGÍA

La fotografía aérea es el recurso más productivo en las prospecciones destinadas a la localización, reconocimiento y análisis inicial de asentamientos militares romanos en áreas intensamente cultivadas donde las estructuras arqueológicas suelen estar colmatadas. Los contrastes cromáticos producidos por el crecimiento diferencial de los cultivos (cropmarks) o distintas composiciones del terreno (soilmarks) resaltan las formas de los restos estructurales soterrados de tal manera que pueden ser reconocidos en superficie18. Por ello, una vez seleccionada el área de estudio se revisaron de manera exhaustiva y sistemática las distintas colecciones de imágenes aéreas históricas y actuales puestas a disposición pública por el Instituto Geográfico Nacional (IGN)19, así como aquellas ofrecidas por plataformas como Google Earth, Bing Aerial o Apple Maps20 (Tabla 1).

YACIMIENTO

PNOA

GOOGLE

APPLE MAPS

BING AERIAL

Villacete

2007, 2009, 2011, 2012 , 2021

2020

Ambasaguas

2009 y 2021

2017

-

Navafría

2017, 2011, 2010 y 2007

2015, 2020

-

Molacillos

-

2016

-

-

Castropepe

2007, 2008, 2009, 2012, 2017 y 2021

2015, 2016

-

Villaobispo

2007, 2014

-

-

-

Tabla 1. Colecciones de fotografía aérea y satelital en las que son visibles tramos de cada uno de los recintos estudiados

Por otro lado, la técnica más eficiente para la detección de relieves resultantes de antiguas estructuras positivas es la generación de visualizaciones a partir de los datos LiDAR. Por ello, se procesaron las nubes de puntos disponibles de las dos coberturas ya realizadas puestas a disposición pública por el IGN en el marco del proyecto PNOA relativas a las zonas investigadas. Sin embargo, este método no dio resultados positivos en ningún punto del territorio debido a factores tales como la ya mencionada actividad agrícola o las reforestaciones, que han modificado intensamente el terreno y afectado a la preservación de microtopografías arqueológicas21. Esto resalta el valor de las primeras colecciones de fotografía —como las series A (1945-46) y B (1956-57) del Vuelo Americano o el Vuelo Interministerial (1973-86)— que, pese a su limitada resolución, muestran paisajes previos a las grandes alteraciones recientes.

Por último, con el fin de intentar obtener nuevos datos se realizaron fotografías cenitales y oblicuas mediante dron en aquellos sitios donde es legalmente posible22. Estas fotografías nos han permitido además obtener mediante fotogrametría recursos tales como ortofotografías cenitales de los yacimientos y modelos tridimensionales del terreno23. El empleo de drones ha proporcionado unos resultados satisfactorios en algunos de los casos —como Navafría o Castropepe— (Figura 2), ya que fueron fotografiados en un momento óptimo del cultivo del cereal. En otros —como Ambasaguas o Molacillos—, al no encontrarse sembradas las parcelas donde se ubican los yacimientos, no ha sido posible documentar las estructuras negativas.

Figura 2. Fotografía aérea del sitio de Castropepe realizada con UAV. La flecha central señala el esquinal oriental. La flecha a la derecha señala el esquinal septentrional, que no se aprecia en la imagen. La flecha a la izquierda señala un tramo visible en la parcela no arada

Además de las técnicas anteriores para la documentación de estructuras hemos aplicado también algunos análisis espaciales para argumentar con mayor solidez la interpretación de las mismas. Así, con el fin de evaluar la lógica potencial de movimiento y conectividad de estos sitios, hemos realizado una serie de análisis de movilidad mediante Sistemas de Información Geográfica (SIG)24 que permiten trazar posibles interrelaciones y contextualizar mejor los yacimientos en el paisaje.

4. DESCRIPCIÓN DE SITIOS

4.1. Valle del Porma

A lo largo del valle del Porma se localizaron cuatro estructuras que interpretamos como campamentos militares temporales romanos, todas en la margen occidental del río. En esta zona hasta ahora tan solo se habían presentado los posibles indicios de un recinto militar en el lugar de El Pico la Cuesta, si bien su adscripción cronológica y funcional es aún muy poco segura25. Los nuevos sitios se distribuyen, de sur a norte, en tres lugares situados entre la desembocadura del Porma y su unión con el Curueño26 (Figura 3). El primer recinto se encuentra en el extremo sureste del término de Villacete (Valdefresno) y próximo al núcleo de El Puente Villarente, ocupando una terraza llana inmediata al río Porma y elevada 5 m sobre el cauce.

Figura 3. Distribución de los recintos militares mencionados en las dos áreas analizadas. La línea negra discontinua señala los trazados de la caminería romana conocida en esta área (a partir de Moreno Gallo: «Vías») mientras que los círculos amarillos representan poblados con materiales de la Edad del Hierro

A través del visionado de diferentes fotografías aéreas se ha podido reconocer su planta, con una forma ligeramente trapezoidal tendente al rectángulo, y tres de los cuatro esquinales originales —noreste, sureste y noroeste— (Figura 4). La extensión del recinto supera las 28 ha, por lo que se trata de uno de los mayores campamentos militares romanos reconocidos hasta el momento en el noroeste peninsular.

Figura 4. Planimetrías y ejemplos de estructuras visibles en diversas colecciones de fotografía aérea: A) perímetro reconocido del recinto de Villacete y algunos ejemplos de tramos visibles en el Vuelo Interministerial de 1973-1986 (A1), PNOA 2011 (A2) y PNOA 2017 (A3); B) perímetro reconocido del recinto de Castropepe y algunos ejemplos de tramos visibles en la Serie B del Vuelo Americano de 1956-1957 (B1), PNOA 2006 (B2) y PNOA 2011 (B3); y ejemplos de estructuras reconocidas de Navafría sobre PNOA 2008 (C), Ambasaguas sobre PNOA 2020 (D) y Molacillos sobre imagen de Google Earth del 20 junio de 2016 (E)

Su estado de conservación es crítico por estar parcialmente ocupado por una urbanización residencial y atravesado por la autovía de reciente construcción A-60, que se suman a la intensa actividad agrícola desarrollada en este paraje con anterioridad.

Más al norte, en Navafría (Valdefresno), se encuentra otro recinto en el extremo occidental de la vega fluvial, próximo al arranque de la leve pendiente que asciende hacia las elevaciones que separan las cuencas del Porma y el Torío. Se asienta en una superficie llana, con una ligera caída hacia el este, a una altitud de 830 m s. n. m. Se trata de una zona con un intenso aprovechamiento agrícola y afectado por obras de concentración parcelaria y apertura de pistas y canalizaciones.

Este campamento presenta una planta con forma de naipe canónica, rectangular con esquinales redondeados, de la cual se puede reconocer la mayor parte de su perímetro defensivo a través del estudio de las distintas colecciones de fotografía aérea. Se han podido documentar dos vanos correspondientes a accesos en los lienzos oeste y sur. Sin embargo, no se han observado refuerzos defensivos de los mismos de tipo clauicula o titulum27.

Finalmente, en el término de Ambasaguas (Santa Colomba de Curueño) se reconocen dos probables sitios sobre la vega fluvial extendida al oeste de la unión de los ríos Porma y Curueño. El uso preferente actual del parcelario para forrajeo dificulta la visibilidad de estructuras al ofrecer una menor variabilidad y contrastes cromáticos que los cultivos de cereal. Del recinto de Ambasaguas 1 son reconocibles dos lienzos —oeste y sur— y dos esquinales redondeados —noroeste y suroeste—, siendo más apreciable el lienzo defensivo sur en los fotogramas aéreos. Ambasaguas 2 se encuentra 200 m al norte del recinto anterior, en el mismo espacio de vega. Aquí tan solo se han documentado dos alineamientos formando un ángulo de noventa grados y un esquinal curvo que los conecta.

4.2. Zamora oriental

En esta área han sido localizados dos recintos próximos a la vía XXVI del Itinerario de Antonino que se vienen a unir al ya conocido de Villazalán28 (Figura 3). El campamento de Castropepe (Villanueva de Azoague)29 se encuentra en el extremo de la plataforma llana que se alza sobre la vega oriental del Esla, entre el acantilado natural y el trazado de la vía XXVI. La altitud absoluta de los terrenos es de 723 m s. n. m. mientras que la altura respecto al río es de aproximadamente 25 m.

En distintas colecciones fotográficas se reconocen diversos tramos del recinto, si bien la que ofrece una vista más completa es la Serie B del Vuelo Americano (1956-1957) (Figura 4). A través de todas ellas es posible reconstruir en su totalidad los lienzos norte y oeste, además de gran parte del lienzo sur. Dibujan en su conjunto una planta de tendencia rectangular con orientación del eje mayor NNE-SSO, paralela al trazado de la vía XXVI que discurre junto al lienzo este.

Más al sur se localiza otro recinto30 en la vega formada sobre la confluencia de los ríos Valderaduey y Salao, junto al pueblo de Molacillos. Se trata de una zona llana a 640 m s. n. m. bajo el poblado fortificado conocido como El Teso de la Mora y el yacimiento de Los Machos31, del que dista 1.100 m. Hasta el momento solo se ha podido ver un esquinal y dos lienzos sobre una ortofotografía del 20 de junio de 2016 disponible en el visor Google Earth (Figura 4).

5. DISCUSIÓN

En las páginas anteriores hemos presentado seis nuevos recintos que se distribuyen de norte a sur en la cuenca del Esla y sus inmediaciones. Sin embargo, no parece haber una relación directa entre ellos, inclinándonos por distintos momentos y/o motivaciones que interpretamos en cada caso a partir de diversos tipos de análisis (Tabla 2, Figura 5).

NOMBRE

MORFOLOGÍA

DIMENSIONES (m)

TAMAÑO (ha)

PERÍMETRO (m)

DEFENSAS DOCUMENTADAS

FOSOS

ACCESOS

CAPACIDAD

Villacete

Trapezoidal/Rectangular

584 x 503

28,3 (est.)

2.083 (est.)

Cropmark

1

-

13.700-18.050 (est.)

Navafría

Rectangular (naipe)

196 x 142

2,74 (est.)

645 (est.)

Cropmark

1

2

1.330-1.750 (est.)

Ambasaguas 1

Rectangular

174 x 168 (min.)

2,81 (min.)

358 (min.)

Cropmark

1

-

1.360-1.800 (min.)

Ambasaguas 2

Rectangular

240 x 65 (min.)

2,4 (min.)

361 (min.)

Cropmark

1

-

1.160-1.530 (min.)

Castropepe

Rectangular/Irregular

469 x 283

12 (min.)

945 (min.)

Cropmark

1

1

5.820-7.650 (min.)

Molacillos

Rectangular

104 x 92 (min.)

1,1 (min.)

379 (min.)

Cropmark

1

-

530-700 (min.)

Tabla 2. Resumen de datos relativos a cada uno de los recintos documentados

Figura 5. Plantas de los seis recintos presentados

En el área sur, los recintos de Molacillos y Castropepe plantean problemas para su contextualización. Las escasas evidencias reconocibles del primero no permiten calcular la entidad de la unidad que lo ocupó y, por tanto, tampoco avanzar en interpretaciones sobre su función. La proximidad a la vía XXVI, ruta que nos llevó a seleccionar el área de prospección, no es un argumento suficientemente contundente para relacionarlo espacialmente con la misma. Tampoco hay elementos suficientes para analizar determinados aspectos, como su orientación, que darían pie a una mejor comprensión de la relación con el paisaje circundante.

Por otro lado, la cercanía del poblado de El Teso de la Mora (Figura 6) abre la puerta a diversas hipótesis alternativas sobre las motivaciones de su levantamiento, ya que la relación espacial entre ambos no parece menos estrecha que la existente respecto a la vía. Su proximidad y la posición en desventaja del campamento descartan cualquier tipo de relación conflictiva en un contexto de enfrentamiento que exigiría otra disposición espacial. En la misma dirección señalan las excavaciones en el antiguo asentamiento de la II Edad del Hierro, en el que no se han documentado indicios de violencia ni un abandono repentino del mismo. De hecho, entre la ocupación indígena y la posterior presencia romana en el cerro existe una horquilla cronológica de más de medio siglo de abandono32. Esta fase romana de El Teso de la Mora, situada por sus investigadores entre el 20 a.C. y el 20 d.C., incluye la recuperación de materiales tempranos de filiación militar que argumentan a favor de algún tipo de asentamiento en el cerro por parte del ejército. Este aspecto, que ha sido vinculado con el final de las Guerras Astur-Cántabras y la consolidación del poder imperial tras la conquista33, tiene cada vez más paralelos en numerosos poblados del noroeste34. Formaría parte de la estrategia seguida por el ejército en el momento de consolidación del poder estatal, garantizando la articulación de una densa red para el control de los antiguos núcleos de población y el territorio recién ocupado. En este contexto, el campamento de Molacillos podría ser el resultado de distintas acciones del ejército en los primeros momentos de expansión del poder imperial en este territorio, quizás relacionado con la instalación del asentamiento permanente en el cerro.

Figura 6. Representación de la relación espacial entre las evidencias de Molacillos, El Teso de la Mora y la vía XXVI

En el caso de Castropepe, en cambio, la relación con la caminería sí parece más evidente. El trazado del lienzo oriental siguiendo un recorrido paralelo y próximo al camino señala una probable coetaneidad de ambos elementos. En este sentido, no es descartable que su lienzo defensivo suroriental se viese condicionado por el trazado de la propia vía XXVI o por una ruta antecedente. La superficie del mismo, propia de un campamento legionario35, debe ponerse en relación con un movimiento de tropas de cierta envergadura que pudo usar ese camino. Unas características semejantes las presenta el recinto de Villalazán, que debe relacionarse con el punto en que esta misma ruta cruzaba el río Duero. Ambos podrían ser resultado de un tránsito repetido del ejército por esta importante vía de comunicación norte-sur por el oeste meseteño.

Otro factor a considerar es la posición de Castropepe sobre la confluencia de los ríos Esla y Órbigo, que forman las dos grandes cuencas del área meseteña de León. En este sentido es un punto de acceso natural desde la Meseta hacia valles como los del Eria o Vidriales, con una intensa actividad militar constatada arqueológicamente36 que incluye el posible asedio de Las Labradas37 a menos de dos jornadas de marcha.

Más complicada es la contextualización cronológica de estos movimientos. El tamaño de las unidades desplazadas sugiere acciones militares de cierta envergadura que podrían enmarcarse, como primera opción, en un contexto de guerra. En este caso, un marco probable son las Guerras Astur-Cántabras, dada la cercanía a las áreas que se verían afectadas en este conflicto. Más allá de esto, desgraciadamente, el período tardorrepublicano se caracteriza por la escasez de fuentes escritas que constaten episodios bélicos en el marco geográfico que nos ocupa. La intervención de Q. Cecilio Metelo Nepote contra los vacceos en el año 56 a.C. referenciada por Casio Dión38 podría haberse extendido hasta estos territorios39. Por su lado, los Fasti Triumphales conservados señalan la primera celebración en Roma de un triunfo en Hispania en el 36 a.C. obtenido por Cn. Domicio Calvino, quien fue procónsul desde el 39 al 37 a.C. en las provincias Citerior y Ulterior. También se señalan los triunfos de C. Norbano Flaco, a quien se atribuye la fundación de Norba Caesarina, que fue enviado de igual manera que su predecesor a Hispania como procónsul desde el 37 al 34 a.C. Más dudas se tienen sobre el triunfo de L. Marcio Filipo, de quien varios autores teorizan que su proconsulado debió de ser en el 34 a.C. y la celebración del triunfo en el 33 a.C. Por último, cabe mencionar el triunfo de Ap. Claudio Pulcher celebrado en el año 32 a.C.40.

Sobre el número de legiones que se mantuvieron estas décadas en Hispania, se ha señalado que Asinio Polión tendría tres legiones, la XXVIII y XXX y una tercera posiblemente creada con veteranos de Hispania41.

Ahora bien, aunque tenemos constancia de estos triunfos en Hispania en las décadas precedentes al comienzo del conflicto Astur-Cántabro, ninguno hace referencia a los enemigos derrotados ni su contexto geográfico. No podemos descartar —ni verificar— que en algún caso tuvieran como actores a poblaciones de la cuenca del Duero en el área que estamos tratando.

En el área de estudio norte tampoco hay indicios que permitan proponer una relación directa entre los distintos sitios reconocidos. Creemos, de todas formas, que pudo tener un importante papel la cercanía a la base legionaria leonesa, ocupada por la VI Victrix desde la última década anterior a nuestra era hasta el 69 o 70 d.C. y por la VII Gemina a partir de la misma década42. Para los dos recintos detectados en Ambasaguas la hipótesis que consideramos más convincente a la vista de los datos disponibles está en relación con el paso del río. En este sentido, el trazado de una ruta histórica43 entre Ambasaguas y León nos llevó a plantear una vinculación entre ambos lugares, idea que fue reforzada por los resultados del análisis MADO (Figura 7). De acuerdo con estos, Ambasaguas es uno de los pasos más adecuados para cruzar el río Porma44 en recorridos de larga distancia desde la ciudad de León y su entorno hacia el noroeste, sea para conectar con su cuenca alta o con la del Esla. La asociación a movimientos de suroeste a noreste, que asciendan por los valles de la montaña oriental leonesa, nos parece por tanto la hipótesis de trabajo más sugerente para guiar la investigación futura. Esta posición ventajosa justificaría la acampada en movimientos y momentos distintos que explicarían la presencia de más de un recinto en un área reducida. En contextos semejantes en cuanto a su relación con nodos de comunicaciones han sido reconocidos conjuntos o agrupaciones de recintos que deben ser vinculados a este tránsito recurrente de tropas45.

Figura 7. Modelo de Acumulación de Desplazamiento Óptimo. Las líneas más gruesas representan las rutas hipotéticas más favorables a partir de la ciudad de León, calculadas en base a condicionamientos orográficos y fluviales

La superficie previsible para los recintos de Ambasaguas 1 y 2, por su lado, entraría con toda seguridad dentro del numeroso conjunto de sitios de entre 4 y 5 ha que han sido documentados hasta la fecha en el noroeste peninsular46. Este tamaño considerablemente inferior al de Castropepe se puede integrar en un abanico más amplio de contextos históricos. En este sentido, es perfectamente verosímil asociarlo a movimientos eventuales de contingentes asentados en León durante el período altoimperial.

El recinto de Navafría, por su parte, se encuentra próximo a dos de las rutas principales generadas a partir del análisis MADO desde la base legionaria de León. Lo dicho para Ambasaguas es en parte aplicable también a este sitio, si bien en este caso las rutas propuestas siguen una trayectoria de oeste a este partiendo de la ciudad de León. Alternativamente se puede proponer también una probable relación con desplazamientos entre sur y norte a lo largo del valle. En este sentido, la distancia a Ambasaguas podría corresponder razonablemente a una jornada de marcha y las superficies de ambos recintos son semejantes, pudiendo corresponder a una misma unidad. Sea de una forma u otra, tanto el conjunto de Ambasaguas como el recinto de Navafría advierten, nuevamente, del papel central de los grandes valles leoneses en los desplazamientos del ejército romano. Frente a otras áreas montañosas del noroeste peninsular, donde se ha visto reiteradamente el uso preferente de las cuerdas de las sierras como ejes de comunicación47, este sector muestra un comportamiento opuesto. Los valles angostos y las cimas más aplanadas de aquellas zonas contrastan con las vegas extensas y las cimas rocosas que dominan gran parte de la montaña centro-oriental leonesa. Sin embargo, en puntos más meridionales como estos tramos medios y bajos del Porma y el Esla, la orografía no ofrece una gran variabilidad entre zonas altas y bajas, predominando en ambos casos los terrenos llanos. En este caso deben considerarse por tanto otros factores menos evidentes para la elección de los lugares de acampada, como podrían ser la vegetación, el valor defensivo de los propios ríos o aspectos ajenos a la dimensión física del paisaje.

De todos los sitios estudiados, el de Villacete es sin duda el que ofrece un mayor potencial interpretativo. Uno de los episodios que se repite en las fuentes clásicas que incluyen referencias a las Guerras Astur-Cántabras es la toma del poblado de Lancia por parte del ejército romano en el año 25 a.C. La narración más detallada es la que da Floro48, existiendo versiones más resumidas de Casio Dión49 y Orosio50. Según estas Roma tendría tres campamentos próximos al Esla y, gracias a la advertencia de los brigaecinos, las unidades allí asentadas frustran un intento de ataque simultáneo de los indígenas con numerosas bajas en los dos bandos. Tras esto el bando derrotado se refugia en la ciudad de Lancia y las legiones se unen para tomarla.

Esta ciudad de Lancia mencionada en las fuentes escritas ha sido identificada tradicionalmente con el poblado situado en El Castro (Villasabariego)51, un cerro llano y elevado sobre la unión de los ríos Esla y Porma. Si bien algunos autores han cuestionado esta correspondencia52, recientemente se ha hecho un análisis pormenorizado de sus argumentos concluyendo que no son en absoluto determinantes53. Tanto las evidencias arqueológicas —con fases documentadas del Hierro II y romanas54—, como documentales y toponímicas55 son coherentes —aunque no absolutamente concluyentes— con la identificación de la antigua Lancia en el yacimiento de El Castro.

Con estos precedentes resulta muy sugerente la cercanía del recinto reconocido en Villacete —distante tan solo 2.600 m— y sus notables dimensiones que podrían haber albergado, de acuerdo con los cálculos utilizados habitualmente56, dos o tres legiones frente al poblado. El gran tamaño de este recinto tiene escasos paralelos en el norte peninsular. El Castillejo (Palencia), con una superficie de 41 ha, se relaciona con el asedio al poblado del Monte Bernorio57. Por su lado, el recinto de El Palo/La Matilla, en el conjunto de Herramélluri (La Rioja), con una superficie hipotética de 30 ha, se ha venido asociando a la logística de las Guerras Astur-Cántabras58.

La vega llana que separa Villacete de El Castro y la escasa distancia mediante permiten mantener una línea visual directa (Figura 8). Asimismo, el río Porma crea una barrera natural intermedia especialmente favorable al asentamiento romano, que lo podría aprovechar como primera línea de defensa ante eventuales ataques desde la ciudad. Este tipo de posiciones que buscan la protección del río no son inéditas, ya que existen ejemplos en algunos sistemas de asedio conocidos a nivel europeo y peninsular, como Alesia59, Numancia60, El Cerro Castarreño61 o Palenzuela62.

Figura 8. Representación de la relación espacial entre el recinto de Villacete, el río Porma, los restos de El Pico la Cuesta y el poblado de Lancia

Tampoco son extraños los asentamientos militares directamente relacionados con el ataque o control sobre una población que no poseen elementos propios de un asedio, como pueden ser una circumvallatio o una contravallatio. En este sentido existen varios ejemplos en la cuenca del Duero, como el mencionado ejemplo de El Castillejo, los recintos al sur de Las Labradas (Zamora) o los campamentos identificados en torno al oppidum de Canto-Los Hierros (Segovia)63. La disposición del recinto en el territorio podría justificarse, en definitiva, dentro de un contexto de conflicto con este asentamiento indígena.

Como hipótesis de trabajo coherente con los textos clásicos, consideramos razonable proponer Villacete como resultado de un reagrupamiento de tropas previo o posterior a la toma del poblado. Más allá de esto, los tres campamentos mencionados por los autores clásicos, que debemos suponer en las proximidades del río Esla, a día de hoy no han sido constatados por la arqueología. Los documentados arqueológicamente, por su parte, no parecen estar vinculados —bien sea por divergencias en dimensiones o por su situación— con el gran recinto de Villacete.

Sin embargo, aunque el gran tamaño del campamento y su proximidad geográfica con el yacimiento de Lancia son muy sugerentes, el estado actual de la investigación no es concluyente para establecer una relación causal entre ambos. Cabe señalar que aún no disponemos de más información que sus características morfotipológicas y situación, por lo que no podemos presentar más que una simple hipótesis de trabajo pendiente de verificar en el futuro.

6. CONCLUSIONES

El amplio catálogo disponible de imágenes aéreas y satelitales, así como de datos LiDAR y el perfeccionamiento de las técnicas de teledetección, han supuesto un gran avance en la identificación de nuevos escenarios relacionados con la presencia militar romana en el noroeste ibérico. La aplicación de la propuesta metodológica que hemos ensayado y perfeccionado en la última década64 ha demostrado un enorme potencial para cubrir grandes áreas respondiendo a los objetivos más inmediatos planteados por la investigación. Esto es, la localización y caracterización morfotipológica de evidencias relacionables con el paso del ejército romano. La combinación de múltiples recursos permite subsanar en gran parte las limitaciones particulares de cada uno de ellos, consiguiendo elaborar lecturas sólidas a partir de escasas evidencias dispersas. Los nuevos ejemplos de recintos localizados en los últimos años insisten cada vez más en esta última afirmación, ya que en buena medida distan mucho de presentar estructuras bien conservadas, visibles y reconocibles en su totalidad. Se han superado así las limitaciones que imponían las breves y contadas menciones escritas a la presencia militar romana en el noroeste peninsular. Sin embargo, una tarea todavía pendiente es la integración de ciertos datos provenientes de los textos clásicos dentro de las narrativas que empiezan a construirse desde la arqueología. La base del problema está en la falta de una constatación material de algunos episodios relatados por los autores latinos, de tal manera que no podemos evaluar aún en qué proporción son descriptivos de realidades históricas o construcciones literarias.

En este caso se ha propuesto la exploración de una franja vertebrada por el río Esla y sus afluentes centrales en la montaña leonesa, donde algunas fuentes describen episodios claves en el desarrollo de la conquista de los últimos territorios ibéricos por Roma. El elemento localizado más interesante es, a priori, el gran campamento de Villacete, puesto que podría estar relacionado con uno de los episodios más tratados por la historiografía de la conquista romana. Junto con las posibles tomas de Las Labradas65 y La Peña del Castro66 podrían ser las primeras evidencias materiales de ataques romanos sobre poblados en la cuenca occidental del Duero durante las Guerras Astur-cántabras. Vendrían así a sustentar las referencias de los autores clásicos y a cubrir una ausencia de registro material que había limitado el avance de la investigación y derivado en un debate estancado. Creemos por tanto que el hallazgo del recinto de Villacete puede abrir la puerta a nuevas líneas de investigación que resuelvan este problema historiográfico que, pese al enorme interés que ofrece para la comprensión del proceso de conquista, permanecía en vía muerta. Aunque tanto en Villasabariego como en Las Labradas están pendientes los siguientes pasos para su comprobación e interpretación a partir de nuevas actuaciones sobre el terreno, hay una alta probabilidad de que esta área sume casos como los cada vez mejor conocidos de la meseta nororiental. De verificarse, dibujarán un mapa más complejo y diverso de escenarios producidos durante el proceso de conquista romano67, sin muestras de conflictos armados en poblados del entorno asturleonés hasta ahora. Estos hallazgos no son casuales, ya que los mejores candidatos para haber ofrecido una respuesta armada a Roma sostenida en el tiempo —y por tanto con su materialidad resultante— son los grandes poblados meseteños. Factores como el tamaño de estas comunidades, su estructura social estratificada o su división funcional interna68 posibilitarían una acción defensiva que no estaría al alcance de los pequeños poblados de las montañas leonesas y la vertiente cantábrica69. Se abre por tanto un amplio y atractivo campo para responder a viejas preguntas de investigación sobre los procesos o desarrollo de la conquista y formular nuevos interrogantes.

Por último, es necesario advertir nuevamente sobre la fragilidad de este tipo de restos arqueológicos de escasa visibilidad. El ejemplo de Villacete es muy elocuente. Uno de los mayores recintos militares del noroeste ibérico ha sido seccionado por una gran obra pública inaugurada en 2018, la autovía León-Valladolid, sin haber sido reconocido. Con ello se ha perdido la oportunidad de emprender las medidas más adecuadas para la documentación y conservación de una considerable superficie del yacimiento.

7. FINANCIACIÓN

La parte de este trabajo realizada por Andrés Menéndez-Blanco cuenta con el apoyo económico del Ministerio de Universidades a través de la convocatoria de Ayudas para la recualificación del sistema universitario español para 2021-2023 (Programa Margarita Salas) del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia financiado con los fondos de la Unión Europea-NextGenerationEu. La aportación de João Fonte se enmarca dentro del proyecto “Finisterrae: Negotiating and contesting marginal landscapes on the Western fringes of the Roman Empire”, financiado por el programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea dentro del marco de la ayuda Marie Skłodowska-Curie nº 794048.

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1. González-Álvarez et alii., «La presencia».

2. Menéndez-Blanco et alii, «Propuestas»

3. sensu Morillo y Martín Hernández, «El Ejército».

4. Véase por ejemplo: Costa-García et alii., «A Penaparda»; Menéndez-Blanco et alii., «Los campamentos»; Martín Hernández, «El Mouro»; Martín Hernández y Camino Mayor, «Investigaciones»; Orejas et alii., «Conquista»; Peralta Labrador, Camino Mayor y Torres-Martínez, «Recent».

5. Respectivamente Flor. Epit. 2. 33., D. Cass. Hist. 53, 25, 8. y Oros. Hist. 6, 21, 9-10.

6. Didierjean, Morillo Cerdán y Petit-Aupert, «Traces»; Celis Sánchez, Gutiérrez González y Liz Guiral, «Nuevos datos»; Celis Sánchez, «Origen»; González Alonso y Rabanal Alonso, «Lancia»; González Alonso, «Lancia»; Celis Sánchez, «Los hallazgos»; Celis Sánchez, Gutiérrez González y Liz Guiral, «Noticia»; Hierro Gárate et alii., «Primeras».

7. Morillo Cerdán, «Fortificaciones»; Pérez González, «Asentamientos».

8. Menéndez-Blanco et alii., «Following».

9. Miguel Hernández y García Marcos, «Intervención»; Vidal Encinas y García Marcos, «Novedades»; Morillo Cerdán y García Marcos, «Legio»; García Marcos, «Excavaciones»; García Marcos, «Novedades»; Carretero Vaquero, «El ejército»; Morillo Cerdán, «Los campamentos».

10. Menéndez-Blanco et alii., «Following».

11. Ibidem, 22-23; Morillo Cerdán et alii., «El conjunto».

12. Menéndez-Blanco et alii., «Following».

13. Martín Hernández y Camino Mayor, «Investigaciones».

14. Camino Mayor, «La línea».

15. González Gómez de Agüero, Bejega García y Muñoz Villarejo, «El poblamiento».

16. Serna Gancedo y Gómez Casares, «Estructura».

17. Mañanes Pérez, Ciudades; Moreno Gallo, «Vías»; Roldán y Caballero, «Itinera».

18. Driver, Burnham y Davies, «Roman».

19. Se consultaron concretamente los vuelos históricos disponibles en la Fototeca Digital del Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG) y las colecciones de ortofotografías del Plan Nacional de Ortofotografía Aérea (PNOA 2004-2020) del IGN.

20. Accesibles en: https://www.bing.com/maps/aerial y https://www.google.com/intl/es/earth/. Las imágenes de Apple Maps han sido obtenidas en: https://satellites.pro/.

21. A partir de las nubes de puntos LiDAR se crearon modelos digitales del terreno (MDT) de 1 metro de resolución espacial en base a los puntos clasificados automáticamente como terreno. Se ha utilizado el software planlauf/TERRAIN versión 2022 (https://planlaufterrain.com/) para el procesado de las nubes de puntos LiDAR y generación de los MDT, así como para la creación de técnicas de visualización como el local relief model (Hesse, «LiDAR»). Una vez obtenidos los MDT resultantes, se realizaron distintas visualizaciones con el software Relief Visualization Toolbox versión 2.2.1 (https://www.zrc-sazu.si/en/rvt) que favoreciesen la detección de posibles restos estructurales vinculables al ejército romano (Kokalj y Hesse, Airborne; Kokalj y Somrak, «Why Not»; Zakšek, Oštir, Kokalj, «Sky-View»).

22. Estos vuelos se realizaron entre los años 2020 y 2021 dentro del marco del proyecto de prospección denominado «Caracterización y catalogación de evidencias arqueológicas relacionadas con la presencia militar romana en la provincia de León», coodirigido por José Manuel Costa-García y Andrés Menéndez-Blanco.

23. La metodología utilizada para la realización de este levantamiento ha sido la fotogrametría structure from motion (SfM). Sobre estas técnicas véase: Campana, «Drones»; Remondino y Campana, 3D Modeling; O'Driscoll, «Landscape».

24. Concretamente se han realizado cálculos de rutas óptimas y MADOs (Modelo de Acumulación de Desplazamiento Óptimo). Para un resumen detallado y bibliografía adicional véase: Fábrega Álvarez, «Un alto». Para la realización de estos análisis hemos utilizado como base topográfica el MDT05 puesto a libre disposición por el IGN con paso de malla de 5 m. A partir de este MDT hemos extraído la red hidrográfica de la zona de estudio utilizando las herramientas hidrológicas disponibles en el software ArcGIS (versión 10.8.1). La red hidrográfica nos ha servido de base para calcular el modelo de fricción, bloqueando así los ríos como zonas de movilidad óptima. Para el cálculo del modelo de coste hemos tenido en cuenta la elevación y pendiente del terreno, la red hidrográfica considerada como no óptima al movimiento y el algoritmo de coste desarrollado por Llobera & Sluckin (Llobera y Sluckin, «Zigzagging»), que correlaciona el cruce de pendientes con el gasto energético humano.

25. Didierjean, Morillo Cerdán y Petit-Aupert, «Traces», 155; Celis Sánchez, «Lancia». A juzgar por las imágenes disponibles, la interpretación más verosímil de estas estructuras señala a antiguas líneas divisorias del parcelario agrícola.

26. El hallazgo de estos sitios fue notificado por registro electrónico al Servicio Territorial de Cultura y Turismo de León el día 9 de diciembre de 2020 (Número de registro de entrada: 200120949319).

27. Reddé, «Titulum»; Lenoir, «Lager»; Jones, «'Lager mit claviculae'».

28. Del Olmo Martín, «Arqueología».

29. El hallazgo del sitio de Castropepe fue notificado por registro electrónico al Servicio Territorial de Cultura y Turismo de Zamora (Número de registro de entrada: 200121082733) el día 10 de diciembre de 2020.

30. El hallazgo del sitio de Molacillos fue notificado por registro electrónico al Servicio Territorial de Cultura y Turismo de Zamora (Número de registro de entrada: REGAGE 21e00003025326) el día 22 de marzo de 2021.

31. Balado Pachón y Martínez García, «Sobre»; Moreno Gallo, «Vías».

32. Balado Pachón y Martínez García, «Sobre», 157-158.

33. Balado Pachón y Martínez García, «Sobre», 187.

34. Algunos ejemplos del norte peninsular en: Peralta Labrador, «La penetración»; Villa Valdés, «Mil años», 46-48.

35. Richardson, Theoretical Aspects; Peralta Labrador, «Los campamentos».

36. Costa-García, «Presencia militar»; Sánchez-Palencia, «El campamento»; Carretero Vaquero y Romero Carnicero, Los Campamentos Romanos; Del Olmo Martín, «Arqueología»; Palao Vicente, «El ejército»; Menéndez-Blanco y Fonte, «La Chanica d'Arriba». Recientemente también han sido documentados y notificados al Servicio Territorial de Cultura y Turismo de Zamora (nº registro REGAGE21e00003025326) otros dos recintos inéditos en el lugar de Moratones (Zamora) por Víctor Vicente García.

37. Hierro Gárate et alii., «Primeras».

38. D. Cass. Hist. 39, 33, 2.

39. Amela Valverde, «La sublevación».

40. Amela Valverde, «Triunfos»; Perea Yébenes, «Triumphatores».

41. Roldán Hervás, «Hispania», 177; Salinas de Frías, «El Gobierno», 138.

42. Costa-García, Arqueología, 341-344.

43. Fernández Ordóñez, Abad Balboa y Chías Navarro, Catálogo de puentes, 397-405.

44. Ibidem, 406-07.

45. Costa-García et alii., «Hallazgos», 61; Menéndez-Blanco et alii., «Following», 33; Didierjean, Morillo Cerdán y Petit-Aupert, «Traces»; Ariño et alii., «La ciudad»; Celis Sánchez, Valderas y Muñoz Villarejo, «Localización».

46. Costa-García, Fonte y Gago Mariño, «The reassessment», 25-29.

47. Camino Mayor, «La línea»; Menéndez-Blanco et alii., «La sierra», ibidem.; Peralta Labrador, «La penetración».

48. Flor. Epit. 2. 33.

49. D. Cass. Hist. 53, 25, 8.

50. Oros. Hist. 6, 21, 9-10. Fernández Ochoa y Morillo Cerdán, La tierra; González Alonso, «Lancia».

51. González Alonso y Rabanal Alonso, «Lancia».

52. Santos Yanguas, «El castro»; Santos Yanguas, «Lancia»; Vicente González, «Bellum».

53. Hierro Gárate et alii., «Primeras».

54. Celis Sánchez, El poblamiento; Celis Sánchez, Gutiérrez González y Liz Guiral, «Nuevos datos»; Liz Guiral, «Topografía».

55. González Alonso y Rabanal Alonso, «Lancia».

56. Costa-García, Fonte y Gago Mariño, «The reassessment»; Richardson, Theoretical.

57. Torres Martínez, Serna Gancedo y Domínguez Solera, «El ataque»; Fernández-Götz, Torres-Martínez y Martínez Velasco, «The Battle».

58. Didierjean, Morillo Cerdán y Petit-Aupert, «Traces», 166.

59. Reddé, Alésia.

60. Jiménez Martínez, «Numancia».

61. García Sánchez y Costa-García, «Urbanismo»; Martín Hernández et alii., «Castrametación».

62. Vicente García et alii., «Un cerco».

63. Dado a conocer en un artículo de prensa de Vicente G. Olaya: «Julio César, a 70 kilómetros de Madrid», accesible en https://elpais.com/cultura/2021-04-01/julio-cesar-a-70-kilometros-de-madrid.html (consultado el 1 de febrero de 2023).

64. Menéndez-Blanco et alii., «Propuestas»; Costa-García et alii., «Roman military»; Vicente García y Díaz Jiménez, «Nuevas».

65. Hierro Gárate et alii., «Primeras».

66. González Gómez de Agüero, Bejega García y Muñoz Villarejo, «El poblamiento».

67. Marín Suárez y González-Álvarez, «La romanización».

68. Marín Suárez, De nómadas, 528; Ruiz Zapatero y Álvarez-Sanchís, «¿Centros de poder?»; Rodríguez-Hernández, «El poblamiento».

69. González Ruibal, «Galaicos»; González-Álvarez, Poblamiento; Marín Suárez, De nómadas.